MOTIVO

Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)

domingo, 14 de junio de 2015

MERELLOXCARRERAS

La calidez es una de las características de la personalidad de Victoria Carreras, actriz, guionista, directora, y valiente emprendedora mujer de la cultura, que con su primer film documental “MERELLOXCARRERAS”, demuestra que además de cálida es sumamente sensible y talentosa.
Ayer tuve el gran placer de asistir a la exhibición del espectáculo fílmico-teatral-familiar que presenta en el ‘Café de los Angelitos’, tras su espontánea y afectuosa invitación personal que me honró y halagó, donde regala emoción, ternura y amor.
El documental basado en su estrecha relación con Tita Merello, una de las artistas más representativas y personales de nuestra cultura argentina, es animado en persona por ella misma, haciendo una introducción ‘in situ’, dando lugar al clima intimista que posteriormente la película refleja en forma directa.
Como alguna vez mencioné aquí en otros comentarios, no soy crítico ni nada que se le parezca, solo comparto mi impresión y sentimiento de distintas experiencias vividas, que en este caso puntual, se traducen en alegría y satisfacción como espectador por haber presenciado un momento maravilloso que me nutrió de encanto y emoción.
La creación de Victoria muestra la intimidad del fuerte lazo que ella y su familia mantuvieron con Tita, a través de la relación que sus padres, Enrique y Mercedes Carreras conservaron a través del tiempo desde lo profesional hasta lo personal. A partir de grabaciones propias recuperadas del sistema VHS, perfectamente digitalizadas, Vicky comparte una mirada distinta, honda e incondicional que evidencia el firme vínculo que los unía.
El inteligente guión de la propia Vicky y Alejandra Marino entrelaza las imágenes con los sentimientos, anteponiendo como hilo conductor, el embarazo de la directora en cuestión, muy jovencita, en primer término, el nacimiento de su hija Carolina, en segundo lugar y la recepción del relato por parte de su heredera, en la actualidad. La narración, por momentos en la voz de Victoria, durante otros fragmentos en la descripción de su madre Mercedes, en más ocasiones tras los testimonios de algunos amigos de Tita, Ben Molar, Jacinto Pérez Heredia y los músicos que la acompañaron en su último espectáculo, donde coincidentemente Victoria debutó teatralmente, van tejiendo este homenaje que surge desde y hacia el corazón.
Varios son los momentos donde uno se emociona, y muchas las imágenes que llegan francas y puras al alma; de todas ellas, rescato la expresión de la cara de Enrique Carreras besando muy amorosamente la pancita de Victoria embarazada con la carga cariñosa de ese pasaje y también con la tristeza de saber posteriormente, que su enfermedad lo llevaría físicamente del plano terrenal a los 15 días de esa grabación ‘casera’.
El marco que rodea la proyección del documental es ideal para ese clima al que me refería al comienzo del relato, que entrecruza cine, teatro y familia, porque previamente a la función, se puede disfrutar de un té o café y degustar una rica merienda con tortas, sándwiches y medialunas en uno de los salones del simbólico ‘Café de los Angelitos’, lugar emblemático de Buenos Aires, para luego pasar a otra sala donde Victoria recibe al público personalmente, luciendo su belleza exterior vestida con ropa original de Tita y evidenciando su belleza interior en el trato y las palabras que comparte con la gente. 
Victoria Carreras abre la puerta de su casa, comparte momentos imborrables de su vida, muestra una faceta interior desconocida de un ícono de nuestra Argentina, y desgrana ternuras y afectos entrañables que ponen en evidencia una regla casi incontrastable que debemos tener siempre presente: el amor es el nexo más importante que tenemos los seres humanos para relacionarnos y haciendo honor a esa regla, podemos disfrutar mejor del regalo de la vida.
Gracias, Vicky, por tu arte y por tu amor.