MOTIVO

Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)

sábado, 25 de mayo de 2013

¡VIVA LA PATRIA!... ¡VIVA EL ÁRBOL!

Como introducción al espacio que hoy dedico aquí, comparto con ustedes una breve explicación de los sucesos producidos hace un poco más de 200 años.
Se conoce como Revolución de Mayo a la serie de acontecimientos revolucionarios ocurridos en el mes de mayo de 1810, en Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, dependiente del Rey de España, y que tuvieron como consecuencia la deposición del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y su reemplazo por la Primera Junta de gobierno.
Los eventos de la Revolución de Mayo se sucedieron entre el 18 de mayo, fecha oficial de la caída de la Junta Suprema Central, y el 25 de mayo, fecha de asunción de la Primera Junta.
La Revolución de Mayo inició el camino de surgimiento del Estado argentino sin proclamación de la independencia formal, ya que la Primera Junta no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, pero aún gobernaba nominalmente en nombre del Rey de España, Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su lugar ocupado por el francés José Bonaparte.
La declaración de independencia de la Argentina tuvo lugar posteriormente durante el Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816, pero ése es otro capítulo de la historia.
Recorriendo el mundo cibernético en mis ratos mañaneros, donde además de dedicarme a labores profesionales de intercambio de mails, mensajes y saludos varios, además de leer rápidamente un poco de información general, encontré un escrito de una tal Gabriela (así firmaba, sin apellido) que me gustó mucho por su pureza intelectual y franqueza expresiva.
 
ÁRBOL
Símbolo de estabilidad, grandeza y pureza de espíritu… maestro de paciencia, tolerancia y amor, tus raíces se aferran a la madre tierra, tu tronco permanece firme mientras tus hojas se permiten fluir con el viento, árbol de amor, sigue guiándome con tu ejemplo, iluminándome con el sol sin temerle a la oscuridad…
Árbol, me enseñas a amar y coexistir con el sol y la luna, con las flores y los insectos, con el viento suave y los truenos, con el día y con la noche; a saber que después de la tormenta viene la calma, y después de la noche, llega el día…
Me guías con tu sabiduría y ejemplo a la estabilidad sin miedo y con profunda alegría; sabes abrazar la vida dando vida, dejando que las aves hagan sus nidos en tu regazo, regalando sombra y frutos sin esperar nada a cambio, vistiéndote de hojas y quedando desnudo, siempre con las raíces bien plantadas, tu tronco firme y dejándote mecer por el viento, permaneciendo, sin juicio de lo que a tu alrededor sucede, fluyendo en su suave dar y recibir…
Yo quiero ser como un árbol…
Me gustó la forma simple y natural de escritura, me cautivó su esencia y también me atrajo la idea de querer ser un como árbol y no sé por qué razón del subconsciente, inmediatamente, lo relacioné con el día que estamos conmemorando en nuestro país.  
La patria es un árbol bajo cuya sombra protectora se cobijan sus hijos, quienes deben cuidarlo y mantenerlo vigoroso para que siga creciendo y amparando con mayor vitalidad. En estas épocas tan convulsionadas a nivel social y con tanta crispación reaccionaria de un lado y del otro, me resulta interesante, dejar esta humilde reflexión que si pensáramos bajo un manto de meditada introspección y cautela pasional, quizás, otro sería el cantar. Depende de todos, solo de todos nosotros. Cuidemos el árbol sin enfrentamientos extremos y desmedidos, porque en definitiva, al cuidarlo a él, nos cuidamos a nosotros mismos. ¡VIVA LA PATRIA!