MOTIVO

Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)

viernes, 29 de marzo de 2013

ADIÓS, GARCÍA FERRÉ... BIENVENIDA, INFANCIA


Ayer por la mañana falleció Manuel García Ferré, un hombre que con su ingenio y enorme creatividad, marcó a varias generaciones de niños argentinos.
Artista gráfico, historietista y animador de personajes emblemáticos de nuestra infancia como Hijitus, que se transformaba en Super Hijitus, Anteojito y Antifaz, Largirucho, Calculín, Oaky, el Doctor Neurus, Pucho, Petete, Trapito, el perro Pichichus, la bruja Cachavacha, El Patriarca de los pájaros, el Boxitracio y una enorme cantidad de otros queridos dibujitos animados, que nos hicieron divertir, entretener y también aprender.
Con él, se marcha una gran parte de nuestra más linda, ingenua y noble etapa de vida, la infancia, la niñez… Millones de chicos argentinos, almorzábamos mirando sus genuinas creaciones y volvíamos del colegio a tomar la merienda, acompañados de sus invenciones inolvidables.
Buscando un parámetro dimensional, podríamos decir que García Ferré fue nuestro Walt Disney, ya que su vuelo imaginario y talento artístico, lograron posicionarlo como un creador único, que proyectó un universo de dibujos animados, transformados mágicamente en parte de nuestra cultura, por medio de su maravilloso ingenio.
En una entrevista, alguna vez mencionó: - “Creo que son muy humanos, detrás de cada uno de estos personajes verá que no hay moda, en ningún momento yo los visto a mis personajes con la moda actualizada. Ni con las zapatillas, ni las remeras, ni los sombreros. A cada uno le pongo una característica propia, pero sí le pongo un sentimiento, un móvil en función en cada historieta: la bondad, el miedo, el valor, la cobardía, la ambición, la sensibilidad "-.
Me produce una gran pena su muerte, me entristece, porque con él, reitero, se va también mi infancia o una gran parte de ella y la de millones de pibes que hemos crecido junto a su mundo de fantasía.
Quedará en nuestra historia como un extraordinario artista, que volcó en sus dibujos animados y creaciones de ficción, un mundo infantil nutrido de pureza, lealtad, decencia y enseñanza.
Adiós, García Ferré… Bienvenida, infancia…
MANUEL GARCÍA FERRÉ

Manuel García Ferré, uno de los historietistas más reconocidos del país, falleció ayer por la mañana durante una operación de corazón, según informaron sus familiares. La intervención se le practicó en el Hospital Alemán de la ciudad de Buenos Aires, al que había ingresado previamente para hacerse un chequeo.
En sus más de 60 años de trayectoria, García Ferré ganó el reconocimiento de varias generaciones a partir de la creación de personajes infantiles, como Anteojito, Hijitus, Larguirucho y Petete, entre muchos otros. 

Nació el 8 de octubre de 1929 en Almería, España, y a los 17 años de edad viajó hacia la Argentina junto con sus padres, escapándose de los años difíciles de la España de la posguerra civil. Una vez aquí, rindió las equivalencias del bachillerato que había cursado en España e ingresó en la Facultad de Arquitectura. Para poder subsistir, trabajaba como free-lance para agencias de publicidad, y por las noches comenzaba a darle forma a su futura galería de personajes.

- "Mis personajes tienen un fin didáctico o moralizador porque expresan ternura, sabiduría en lugar de violencia o expresiones de mal gusto. Creo que haber sufrido la Guerra Civil Española hizo surgir en mí la idea de buscar personajes que fueran símbolos de comprensión y de paz" -, contó en 1999.
Después de algunos intentos para conseguir que alguno de sus personajes encontrara la fama, en 1952 llegó el primer "sí". Fue por su personaje Pío-Pío -que vívía en un pueblo llamado Villa Leoncia, donde aparecían después Oaky e Hijitus- quien fue aceptado por la revista Billiken.


En un reportaje gráfico donde García Ferré recorrió su carrera, el historietista recordó ese momento: - "Recorriendo editorial por editorial, llegué a Atlántida con una carta de recomendación de un dibujante. Me recibió Carlos Vigil y le dejé mis trabajos. Más adelante me atendió su padre, don Constancio. Nos reuníamos semanalmente para hablar sobre mis personajes. Para un joven en una ciudad desconocida, contar con los consejos de un hombre mayor como Vigil era algo que daba mucho apoyo e impulso. Me acuerdo que cada día me esforzaba más, porque sabía que enfrente tenía un juez muy severo", comentó.






Más adelante, en 1959, decidió crear su propia empresa de publicidad de dibujos animados, desde donde creó cientos de jingles y, finalmente, en 1964 desarrolló su propia revista infantil, ‘Anteojito’, después de que este personaje de convirtiera, junto con su tío Antifaz, en uno de los más queridos de los niños en ese momento. La revista dijo adiós en 2002.





En 1967 estrenó en televisión la primera serie de dibujos animados de la Argentina, ‘Hijitus’, que se transmitió diariamente por Canal 13 hasta 1974. A partir de ahí comenzó su carrera en los medios audiovisuales, que incluyó seis films. 



Su última película, ‘Soledad y Largirucho’  fue estrenada en el invierno del año pasado, con la cantante Soledad Pastorutti como la protagonista que acompañaba a uno de sus personajes más memorables, Larguirucho, quien en la serie ‘Hijitus’ repetía "Hablá más fuerte que no te escucho".






ALGUNOS DE SUS PERSONAJES
El historietista, que falleció ayer, jueves 28 de marzo, a los 83 años, comentó en 1999, su visión sobre el proceso creativo. "La realidad es mi escuela. Todo lo que uno puede imaginar ya está dado en el escenario real. Es saberlo sentir y ver. Todos mis personajes están inspirados en algo real. Desde muy joven, no dejo de salir a la calle con papel y lápices en mis bolsillos. Cuando se me ocurre algo, esté donde esté, lo traslado al papel. Si es una idea gráfica la anoto, si es un apunte al natural lo hago, si es un personaje que surgió por observar el caminar de una persona que vi en la calle hago el primer dibujo. Después, en mi estudio o en mi casa, le doy el diseño, el perfil, el estilo de sus movimientos y gestos. Después busco cómo darle vida con distintas historias y veo sus posibilidades didácticas".

Sobre Hijitus: En mi oficina tengo una tira de papel con la evolución de Hijitus desde su origen. Son cuatro versiones: una de 1953, otras de 1960, 1975 y 2009. El primer Hijitus es un chico de expresión triste y la alta galera mágica, que le sirve para transformarse en el superhéroe Superhijitus, aparece muy maltrecha. A medida que pasa el tiempo la imagen va recuperando el humor hasta ser un personaje sonriente y afectuoso que arrastra un piolín con latas de conserva usadas. A veces me preguntan por qué Hijitus sigue teniendo presencia no sólo acá, sino también en otros países del mundo. Es que cada episodio de Hijitus es una pequeña comedia humana dicha con humor. Me recuerda a [Charles] Chaplin, que tuvo una infancia triste (abandonado por un padre alcohólico, la madre muere de tuberculosis), llegó a Estados Unidos sin nada y que, sin embargo, con talento y esfuerzo logró triunfar.
Su entorno: Mi planteo era contra qué lucharía Hijitus. Así fue que inventé a Neurus, que era un cúmulo de prepotencia, soberbia y ambición desmedida. Luego inventé a sus colaterales -Larguirucho, Serrucho y Pucho-, una trilogía de ratones. Eso también derivó a crearle un Pichichus a Hijitus. Era su vanguardia, que rastreaba y le llevaba la información a su amo.

Larguirucho es el personaje acomodaticio a las situaciones, tan común en la vida real. Larguirucho tomó una fuerza muy especial, sobre todo en los adultos. Por ejemplo, le dice refranes a Neurus. Se pone en doctor, cuando no tiene autoridad moral.
Oaki es un reflejo real: es el chico malcriado que cree que todo es fácil y sencillo porque los padres le dan todos los gustos. Cuando se ve demasiado controlado por Gutiérrez, el mayordomo, se hace amigo de Larguirucho. ¿Por qué? Porque lo que le falta a Oaki es calle y Larguirucho tiene mucha. (.) La forma de caminar es un recuerdo de cuando yo era chico, en España. Por aquel entonces, todavía existía la costumbre de envolver a los chicos en un pañal. De ahí se me ocurrió la idea de dejarlo envuelto en esa especie de pañal largo y de que caminara como un gusanito. Esa forma de andar producía gracia.
Cansado de hacer tantos jingles comerciales, decidí hacer una historieta que en función de cada argumento promocionara diferentes productos. Por lo tanto, busqué dos personajes que ocuparan una franja comercial que fuera desde la línea infantil hasta la adulta. Así nacieron el sobrino Anteojito y su tío Antifaz, que vivían aventuras. Conseguí anunciantes de mate, ropa, autos, hasta del ferrocarril del Estado. Promocionaban cualquier producto menos marcas de cigarrillos y de bebidas alcohólicas. (.) Fue todo un éxito. Salió en Canal 9 durante seis años. Fue tan popular el personaje de Anteojito que decidimos sacar una revista de entretenimientos con su nombre. Después decidimos transformarla en una revista didáctica.












-Dicen que Anteojito es su autorretrato... -Puede ser. Seguramente fue algo subconsciente. Ahora que con el tiempo analizo a mis personajes, veo que Calculín, Anteojito, Neurus tienen anteojos, como yo tengo desde muy chiquitito. Esto no quiere decir que me haya quedado una fijación por usar anteojos, pero había que saber llevarlos con dignidad, porque eran el pie de las cargadas y podían ser un inconveniente cuando uno se peleaba.
Mucho antes de la Guerra de Malvinas imaginé una pareja de personajes, dos pingüinos, que se llamaban Malvino y Argentina. Cuando vino la guerra deseché la idea, pero la rescaté creando un pingüinito hijo de la pareja. Primeramente lo bauticé Cuacuacua, pero me pareció que era más para un pato y jugando con el nombre apareció Petete.






Sobre la película de ‘Manuelita’, que realizó junto a María Elena Walsh"¿Qué alma le pongo a Manuelita? Si uno no tiene el alma no sabe cómo pararla o qué gestos ponerle. Pero afortunadamente fui conociendo a María Elena y me di cuenta de que, aunque ella no lo sepa, Manuelita es María Elena (.) Trato de encontrarme y de hablar con María Elena cada vez que es posible y, sin que ella se dé cuenta, le voy tomando facetas de su gran sentido del humor para trasladárselas a Manuelita. Esta experiencia me fascina porque bucear en el alma humana es muy lindo".