MOTIVO

Espacio dedicado a toda clase de comentario libre y espontáneo, despojado de intereses de cualquier tipo (y mujer)

miércoles, 31 de octubre de 2012

LEY NACIONAL DE LA MÚSICA


El proyecto de Ley Nacional de la Música tiene posibilidades concretas de ser sancionado hoy en la Cámara de Diputados. De ser aprobado, el proyecto pasa al Senado para ser modificado o bien aprobado ya con rango de Ley, para luego ser promulgado o vetado por el Poder Ejecutivo Nacional. De concretarse esta Ley, favorecerá el desarrollo de la actividad musical en Argentina.
¡¡YO, ORLANDO NETTI, APOYO LA LEY NACIONAL DE LA MÚSICA!!
El proyecto de Ley Nacional de la Música, que el año pasado perdió Estado Parlamentario por no ser debatido a tiempo, vuelve a tener posibilidades concretas de ser sancionado. En este nuevo período de sesiones ordinarias, el proyecto ingresó a través de la Cámara de Diputados y ya fue aprobado el plenario de las Comisiones de Cultura y Comunicaciones e Informática, por lo que hoy, miércoles 31 de octubre de 2012, integrará la orden del día para ser finalmente debatida en el recinto. Eric Calgcagno, diputado por el Frente para la Victoria, es nuevamente el impulsor del proyecto. La iniciativa lleva además, las firmas  de los diputados nacionales del Frente para la Victoria, Andrés Larroque, Eduardo De Pedro, Mayra Mendoza, María Luz Alonso, Anabel Fernández Sagasti, Marcelo Santillán, Marcos Cleri, Horacio Pietragalla y Leonardo Grosso.
Como prevé el mecanismo de la creación de leyes, de ser aprobado, el proyecto pasa al Senado para ser modificado o bien aprobado ya con rango de Ley, para luego ser promulgado o vetado por el Poder Ejecutivo Nacional. La Federación Argentina de Músicos Independientes es optimista y prevé que este año saldrá la Ley que ya tiene un porcentaje de las partidas presupuestarias asignadas desde el año 2010 con la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Es necesario un proyecto de estas características, ya que permitiría la creación del Instituto Nacional de la Música con características federales, con la posibilidad de que cada organización de músicos con personería jurídica en cada región puedan participar en definir como acceder a los beneficios en cada región cultural, con la posibilidad de armar circuitos estables de música en vivo en cada provincia, y también la conformación de un circuito cultural social que tiene por objetivo acercar la música a los sectores que no tienen acceso a esta manifestación del arte.
El proyecto de Ley tiene el visto bueno de todos los bloques parlamentarios que coinciden en afirmar que esta Ley es necesaria y que están dispuestos a votarla.
Existe el compromiso de los senadores que no va a ser necesario un plenario de comisiones porque ya lo hubo para esta ley, de manera que van a refrendar el voto que tuvieron el año pasado. Así que, de ser aprobada en diputados, pasaría directamente a ser tratada en el recinto y probablemente antes de fin de año, se concrete la aprobación de la dos Cámaras.
La Ley estipula la creación del INAMU, Instituto Nacional de la Música, para el fomento de la actividad musical. Un ente que permite la participación de la actividad musical y de los representantes del Estado a través de los poderes ejecutivos de cada provincia. Técnicamente es un ente público no estatal, autárquico, que va a tener sedes en las distintas regiones culturales provinciales. Garantiza el federalismo a través de la participación de las organizaciones de músicos con personería jurídica en cada provincia, creando un avance muy importante en la relación entre el Estado y la sociedad.

domingo, 28 de octubre de 2012

TE QUIERO, MARTÍN QUERIDO!


Este espacio que dedico a la gente que quiero es una satisfacción personal que me doy y un motivo más para compartir con los que me visitan por aquí cuando pueden o quieren. Hoy, la persona a la cual le dedico este segmento que titulo afectuosamente “Te Quiero”, es para un amigo de toda la vida, o casi toda la vida, ya que nos conocemos desde que íbamos al colegio primario en el Instituto Lange Ley. Estábamos en grados diferentes, él era de los de “A” y yo de los de “B”, no nos relacionábamos mucho por esos primeros tiempos de conocimiento escolar; las temporadas fueron pasando, nosotros íbamos creciendo y un hecho policial, determinó que nuestra amistad sea para siempre.
Si escribiera en algún diario sensacionalista, podría titular la siguiente anécdota como “Le salvó la vida y fueron como hermanos”, porque en realidad, Martín Guerrero (de él se trata) salvó mi pellejo adolescente de una “patota” o lo que es lo mismo: una barra de muchachos complicados, prepotentes y peligrosos que se juntaban en la plaza Malabia del barrio porteño de Palermo, lugar donde vivíamos y asistíamos al colegio. Según cuenta la leyenda, uno de estos muchachotes bravos que utilizaban su tiempo libre en juntarse a molestar, provocar y pelear, gustaba de una chica del Lange Ley que, decían los rumores estudiantiles de la época, se ilusionaba conmigo sin yo saberlo. Como el integrante de la impetuosa pandilla, no era correspondido y estaba al tanto del motivo de su rechazo por parte de mi compañera, no tuvo mejor idea que planificar una emboscada para asustarme y acuchillarme; sí, como lo leen: acuchillarme, navajearme, cortarme, herirme. Martín, que por ese entonces ni siquiera tenía relación conmigo, se enteró del plan siniestro por medio de un conocido que vivía cerca de él y también formaba parte de otra barra (la de plaza Las Heras) y no dudó en informarlo a sus padres, quienes a su vez lo hicieron con la dirección del colegio. Así fue que citaron a mis padres para comentarles los hechos y mi viejo planifico una estrategia para atrapar a los amenazantes mensajeros, dejándolos avanzar en su intento hasta interceptarlos cuando quisieran acorralarme.
Esta pequeña historia, es el comienzo de nuestra amistad firme y duradera con Martín Guerrero, hijo de Francisco “Pancho” Guerrero y Noemí Rosa Castro, conocida popularmente como Dorys Del Valle. El destino y la vida misma, a veces se empeñan en coincidir relaciones y circunstancias, ya que nuestros padres se conocían mucho por el hecho de trabajar en el mismo medio y hasta habían ganado un premio Martín Fierro juntos, por un programa realizado en Canal 11 con un show especial del cantante francés Gilbert Becaud, quien había venido por primera vez a la Argentina contratado por mi viejo. “Pancho”, el papá de Martín, un reconocido y legendario director de cámaras integral de nuestra televisión, fue el que tuvo a su cargo la dirección del ciclo que mi padre produjo. Y varios años después, se reencontraron sin saber mutuamente que nosotros éramos hijos respectivos de uno y otro.
A partir de esta inesperada situación, nuestra amistad fue creciendo día a día, semana a semana, mes a mes, año tras año y así pasaron casi 40 temporadas. Mucho tiempo juntos hemos pasado de nuestras vidas, infinitos momentos compartidos que hicieron más fuerte nuestra unión, sueños en común que a veces llevamos a cabo y otras veces, dejamos en el camino, hechos de índole personal, familiar que acrecentaron nuestra relación de amistad, frustraciones y logros mutuos que acompañamos en forma recíproca, sucesos tristes y alegres que sufrimos y festejamos juntos, en fin… innumerables vivencias entrelazadas que siempre tuvieron, tienen y tendrán, seguramente, el humor, la diversión y la felicidad como denominador común.

Si debo resaltar algo característico de la personalidad de Martín, es su histriónico manejo de la anécdota y la natural gracia que posee para describir hechos y situaciones; es imposible encontrarme con él, sin reírme, sin divertirme, sin pasarla bien. Tiene un Don natural para alegrarme y hacerme disfrutar risueñamente cada vez que nos vemos y creo que a todos los que lo conocen, les sucede lo mismo. Con él, me pasa algo que no me ocurre con nadie, tengo códigos tácitos que no sostengo con otra persona; Indudablemente, la confianza y el cariño que nos tenemos colaboran para esto, pero también creo que nos unen tantas cosas desde tan chiquitos y nos conocemos casi de memoria, que es casi fundamental para este acontecimiento. Martín es el único amigo que conservo de mi infancia en forma cotidiana, diaria y pienso que esa “hermandad” elegida entre los dos, nos mantiene implícitos rodeados de secretos y recuerdos.
Su familia es la mía y la mía, la suya. Dorys, su mamá, me ha visto crecer y Celia, mi vieja, fue testigo de su desarrollo; Fernanda, su hermana, fue, es y será la mía en muchas ocasiones y Luciano (Lucky), mi hermano, también el suyo en tantas otras, su abuela Rosita, fue mi abuela también y mi Nonna, su Nonna igualmente, mi viejo Orlando, lo quiso entrañablemente y siempre lo destacó especialmente entre mis amigos, “Pancho”, su padre, asimismo me brindó afecto y preferencia, Emilio (Disi), con quien él convivió durante casi 20 años, también siempre me demostró calidez y privilegio. Si de afectos hablo, el mío por su madre, Dorys, es vasto y sincero, ya que la quiero mucho por su calidez, nobleza, honradez y tenacidad, además de haber llevado adelante durante toda su vida, la bandera del trabajo y el sacrificio, herencia de su madre Rosita, a quien recuerdo siempre con enorme amor por haberme dado desde chico hasta sus últimos días tanto cariño y ternura. Completando la trilogía femenina familiar de Martín, está Fernanda, mi querida Fer, que se caracteriza por su bondad y sensibilidad y por quien siento también mucho cariño.
 
Volviendo a nuestra amistad, Martín y yo, nos hemos caracterizado por ser leales a nuestros principios y sentimientos, respetándonos recíprocamente, a pesar de tener, muchas veces,  distintos puntos de vista; no es nada fácil sostener relaciones por tanto tiempo de manera sólida y genuina, somos humanos y seguramente no coincidimos en todo, pero nosotros hemos sabido llevar adelante nuestro apego y compañerismo con armonía, y también con algunos espacios de paréntesis, distanciamientos pasajeros, que el tiempo y el amor bien entendido de amigos que establecemos desde hace tantos años, nos volvieron al afectuoso lugar de siempre.
Tendría que utilizar mucho más lugar en este blog para volcar aquí todo lo vivido junto a Martín Damián Guerrero, pero me basta y sobra, por ahora, dedicarle estas líneas y decirle de manera pública y abierta que lo quiero enormemente, tanto como sé que él me quiere a mí.
¡Feliz cumpleaños!
    ¡TE QUIERO, MARTÍN QUERIDO!

martes, 9 de octubre de 2012

UN AÑO YA...


- “Te extraño - Necesito. Nada resulta fácil apartar de mis pensamientos los recuerdos vividos juntas. Este sentimiento de vacío que me has dejado…, con una culpa de que YO ESTOY ACÁ…, SIN VOS…, SIN MI COMPAÑERA, AMIGA…, SIN MI PROPIO SER” -.
Estas palabras las escribió Noemí Serantes y están dedicadas a su hermana Liliana, que hace exactamente un año, partía físicamente de este mundo terrenal.
Indudablemente, el dolor no se puede regular, la tristeza no se puede remediar, la angustia de no tenerla, verla ni tocarla más, no se puede manejar, pero su alma, espíritu, alegría, nobleza, bondad y rectitud en la vida estarán siempre con Noemí, sus padres, sus otras dos hermanas, su marido y sus hijos.
Un año ya, que pasó velozmente, inmerso en la vorágine cotidiana, recalando en la ausencia física y también acentuando la pérdida querida, adorada, tierna de una mujer genuina como Liliana, que siempre brindó alegría, buena energía, solidaridad hacia aquellos que la rodeaban en forma personal y profesional.
Un año ya, que para su familia, imagino, será un hueco profundo en sus almas, muy difícil de ocupar, porque ella generaba todo lo que las personas buenas gestan: cordialidad, misericordia, amabilidad, tolerancia, sensibilidad, ternura, humanidad… en fin, todo aquello sano y bueno que se encuentra en personas bien intencionadas como Liliana y también como Noemí. Porque si hablo de una, también me refiero a la otra, ya que además de haber nacido juntas, recorrieron su vida unidas en lo profesional y por supuesto en lo personal. Compañeras desde siempre, más allá del destino, siempre aliadas, fusionadas como Nu y Eve, como Liliana y Noemí o como Lili y Mimi.
John Lennon creía que todo lo que necesitamos es amor, pero que no sabía si con solo decirlo bastaba; todos los que conocimos a Liliana y también a Noemí, sabemos que ellas siempre estuvieron rodeadas de amor, entre ellas, con sus seres más cercanos y también con sus amigos queridos; no solo daban y recibían amor, siguiendo la idea de Lennon, sino que además de encargarse de decirlo, se ocupaban de desparramarlo constantemente. Hoy, ese legado amoroso lo continúa Noemí, que a pesar de la profunda pena que sobrelleva por no prolongar el sendero de la vida junto a su otra mitad (como ella la denomina a Liliana), mantiene latente su imagen, su recuerdo y su figura, no solo por el parecido físico sino también por custodiar y hacer perdurar su programa radial “SerAntes… con todo” de lunes a viernes entre las 14 y 16 horas en Radio El Sol AM 1450 www.radioelsol.com.ar
Mi recuerdo cariñoso, sentido y sincero para la entrañable Liliana Serantes en este triste primer aniversario de su ausencia física. Un saludo franco y efusivo para toda su familia. Y todo mi amor para Noemí, querida compañera y amiga, de quien siempre estaré a su lado, para lo que me necesite.
Estuviste, permanecés y te mantendrás siempre en nuestros corazones, Liliana querida.

lunes, 1 de octubre de 2012

"LA FELICIDAD JA JA JA JA"...


TIENE 103 AÑOS Y CONFIESA QUE SU MAYOR SECRETO PARA ESTAR BIEN ES LA FELICIDAD

María Beatriz Romero, que en agosto cumplió 103 años, asegura que tiene "mil proyectos", que siempre está "haciendo planes" y aunque advierte que no planifica "de acá a diez años, vivo cada día como un nuevo comienzo".

"Si alguien me pidiera un consejo para vivir yo le diría que tenga tranquilidad, que trate de llevarse bien con todos, de perdonar y tener proyectos”, señala María Beatriz que para su cumpleaños 102 pidió un órgano “porque siempre soñé con tocar”. 
Pese a que afirmó “no haberse cuidado nunca y no haber hecho deportes”, esta mujer nacida en Flores en 1909, considera que “algo que quizás ayudó en mi vida fue que fui y soy muy amada, por mi marido, por mi hija, por mis nietos”. 
Dueña de una memoria envidiable (sólo a modo de ejemplo es capaz de recordar todos los nombres de las maestras de su primaria), María Beatriz es, además, una persona esencialmente curiosa e inteligente, por lo que recibió con agrado los avances de, por ejemplo, la tecnología. 
“Toda la tecnología es maravillosa. Pensá que cuando yo era joven no había posibilidades para entretenerse. Yo recuerdo el surgimiento de cada medio: el boom de la radio, la televisión, después a color; hoy las innovaciones se producen más rápido, pero todo suma a que estemos más comunicados”, afirma. 
También el avance de los derechos de las mujeres es un hecho que reinvidica: “Que puedan votar, estudiar, trabajar, sin que nadie las condicione o las limite, o por lo menos que esto sea menos que antes, me parece buenísimo; es uno de los motivos por los cuales me gustaría volver el tiempo atrás, pero como no se puede soy feliz con lo que tengo”. 
Testigo de un largo período de la historia Argentina, la mujer opina en diálogo con Télam que “la mejor época que recuerdo es el primer gobierno de Perón porque cambió completamente la escena”. 
“Si bien siguió habiendo ricos y pobres -reflexiona- los que tenían menos recursos pudieron mejorar su situación. Yo era de clase media baja y entonces lo que rescato son las leyes sociales”. 
A modo de ejemplo, recuerda que cuando trabajaba en la Casa Muro -una tienda de ropa ubicada en Mitre y Maipú, en la Ciudad de Buenos Aires- “al finalizar cada año el dueño se paraba en la escalera y desde allí decía: `vos seguís, vos no`. Cuando se implementaron las leyes laborales tuvimos más protección”. 
No obstante, si de recordar se trata, prefiere hablar de Flores, el barrio dueño de su corazón. “Cuando nací era una aldea: no estaban ni adoquinadas las calles. Yo iba al colegio a la hora del almuerzo y recuerdo ver a los albañiles comiendo pan con cebolla, tirados en la calles durmiendo la siesta, o cantando en italiano, porque la mayoría era inmigrante”. 
También recuerda los paseos de la mano de sus hermanas mayores por Rivadavia, las idas al teatro, los carnavales, los martes en la Plaza, cuando iba a tocar la banda municipal, y “a un actor ventrílocuo que se llamaba Agudiez, por el cual las mujeres de Flores moríamos”. 
Muchos de estos hechos son narrados por la mujer en sus escritos en los que diariamente vuelca todavía hoy no sólo su pasado, sino su presente y algunas reflexiones generales. 
“No pasa un día sin que escriba unas líneas, así como no pasa un día sin que lea el diario”, apunta y enseguida aclara que su preferida es la de deportes, donde busca alguna noticia sobre el club de sus amores: Vélez Sarsfield.
Entre risas, confiesa: “Mirá si seré fanática que en el momento en el que bautizaban a mi bisnieto Nicolás, al que amo con toma mi alma, pedí que me averiguaran cómo iba un partido”. 
El último censo realizado en Argentina en 2010 determinó que en el país viven 3.487 personas con más cien años, y según un estudio de 2009 del Centro Internacional de Longevidad en Nueva York para mitad de siglo habrá 6 millones de personas que han llegado al centenario de vida, como María Beatriz Romero, una testigo de este siglo.

Reproduzco esta nota, porque me maravilla ver que una persona tan longeva como María Beatriz, tiene el espíritu tan joven, la mente tan lúcida y las ganas latentes de seguir haciendo cosas. Es un lindo ejemplo para aquellos que muchas veces se sienten alicaídos, desgastados o deprimidos y no saben cómo hacer para revertir ciertas situaciones o circunstancias complejas que la vida presenta. Ahora ya lo saben: ser felices, no tener rencores, no enojarse, amar al prójimo y por qué no, también, cantar de vez en cuando la popular canción de Palito Ortega "La Felicidad" y poder repetir en voz bien alta: "Ja, ja, ja, ja".